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martes, 31 de enero de 2012
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"Malvinas ya no es parte de Argentina", (Lanata) "Soy antimalvinera" (Beatriz Sarlo)
domingo, 29 de enero de 2012
El destructor HMS Dauntless llegará a Malvinas
jueves, 26 de enero de 2012
De Libia a Malvinas...
miércoles, 25 de enero de 2012
CFK abrirá el Informe Rattenbach
"La historia demuestra claramente que aquello no fue una decisión del pueblo argentino, sino una decisión de una junta desesperada por tapar una realidad que había sido destapada por un grupo de mujeres de pañuelo blanco que buscaban a sus hijos y sus nietos", expresó en alusión a la Guerra de Malvinas.
¿De qué trata el informe Rattenbach del que habló Cristina?
El 2 de diciembre de 1982, apenas unos meses después de la derrota argentina en el conflicto bélico por Malvinas, la Junta Militar ordenó por decreto la formación de una comisión para investigar la política y estrategia militar de las Fuerzas Armadas argentinas en el combate. El Teniente General Benjamín Rattenbach quedó a cargo de la tarea. El informe llevó el nombre oficial de Comisión de análisis y evaluación de las responsabilidades políticas y estratégico militares en el conflicto del Atlántico Sur y debía tener carácter secreto. Sin embargo, una copia se filtró en la prensa y fue publicada en fragmentos en la revista Siete Días. Allí se reveló que para juzgar a los responsables la Comisión recomendaba tener presente el Código de Justicia Militar que, entre otras cosas, pide la pena de muerte para quien entrega una plaza sin pelear. También hubo hallazgos sobre graves errores e irresponsabilidades en los altos mandos. Según reveló casi 20 años más tarde Augusto Rattenbach, hijo de Benjamín Rattenbach, la Junta Militar intentó tapar y hasta adulterar el resultado del informe para "alivianar los cargos". Las Fuerzas Armadas nunca publicaron el documento y las copias que aún hoy se encuentran en Internet no están legitimadas.
En medio de la escalada por el conflicto de Malvinas, la presidenta Cristina Kirchner anunció la desclasificación del polémico documento. La Comisión se creó por decreto secreto el 2 de diciembre de 1982 durante el gobierno de factode Reynaldo Bignone y llevó el nombre de "Comisión de análisis y evaluación de las responsabilidades políticas y estratégico militares en el conflicto del Atlántico Sur".
La comisión estuvo compuesta por: Teniente General (R) Benjamín Rattenbach (Ejército); General de División (R) Tomás Armando Sánchez de Bustamante (Ejército); Almirante (R) Alberto Pedro Vago (Armada); Vicealmirante (R) Jorge Alberto Bofi (Armada); Brigadier General (R) Carlos Alberto Rey (Fuerza Aérea); Brigadier Mayor (R) Francisco Cabrera (Fuerza Aérea) y tenía amplios derechos para solicitar: "informes, documentos, antecedentes y todo otro elementos que se estime útil, a cualquier organismo público y a personas físicas o jurídicas públicas o privadas, todos los cuales estarán obligados a proporcionarlo dentro del término que se fije bajo apercibimiento de Ley. Al efecto, no se podrá oponer disposición alguna que establezca el secreto de lo requerido."
El informe recomendó penas graves para los responsables de lo que calificó como una "aventura militar" (que implicaban la pena máxima para algunos de ellos), pero su influencia sobre el juicio posterior fue prácticamente nula.
Fuente: El Cívico, Pagina/12, Perfil.com
sábado, 21 de enero de 2012
Gran Bretaña dice que Argentina "intimida"
viernes, 20 de enero de 2012
La ignorancia de un imperio decadente...
miércoles, 18 de enero de 2012
La respuesta no se hizo esperar
Insólito e Inaudito!
lunes, 9 de enero de 2012
Cambio de planes
En 2012 se aplicará, por primera vez desde el retorno a la democracia, una reforma integral de la educación militar. Los miembros de las Fuerzas Armadas tendrán la posibilidad de cursar materias en universidades nacionales. Se hará eje en el fortalecimiento de la libertad individual y la responsabilidad.
Por Nora Veiras
Durante dos años el Ministerio de Defensa trabajó en la reformulación de los planes de estudio de las Fuerzas Armadas. Nilda Garré impulsó el cambio y su sucesor, Arturo Puricelli, terminó el 2011 firmando las resoluciones que le dan vida a la modernización de la formación profesional de los oficiales del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea. La posibilidad de cursar materias en universidades nacionales, disponer de mayor tiempo de estudio, realizar prácticas conjuntas entre las tres fuerzas, haciendo eje en el fortalecimiento de la libertad individual y la responsabilidad, marcan los cambios que van mucho más allá de los contenidos. “Se sale del esquema del sacrificio corporal y físico como método de enseñanza a militares”, explicó a Página/12 Sabina Frederic, quien monitoreó el trabajo desde la Subsecretaría de Formación.
En el acto de egreso conjunto de los oficiales de las Fuerzas Armadas, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner recordó que había instruido a Defensa para reformar los planes de estudio. Mediante la Resolución 1554 del 15 de diciembre pasado, Defensa aprobó el plan de estudio del Colegio Militar y de la Escuela Naval. En otro texto le dio luz verde al nuevo programa de estudio de la Fuerza Aérea. El ciclo lectivo 2012 será inaugural: por primera vez desde el retorno a la democracia se aplicará una reforma integral de la educación militar.
Materias y criterios
Frederic, quien acaba de dejar su cargo para volver a la actividad académica como antropóloga e investigadora del Conicet, coordinó el trabajo con los generales, almirantes y brigadieres. El derrotero empezó en 2006, cuando Garré la convocó para realizar trabajos de campo que permitieran conocer a los militares. Recorriendo las distintas bases y regimientos del país, tres antropólogos se abocaron a desentrañar qué querían los oficiales, qué pensaban, por qué se aferraban a esquemas preestablecidos. A comienzos de 2010 se organizó un seminario internacional sobre la “Integración de la formación militar en la educación superior universitaria del siglo XXI”. Oficiales argentinos, alemanes, norteamericanos, franceses, españoles y brasileños expusieron sus modelos de formación con el objetivo de compararlos con el argentino. A fines de ese año se creó un comité de modernización integrado por autoridades civiles y militares en el área de educación que definieron las pautas y plazos del proceso. En la confrontación con los otros países se comprobó que el rígido sistema de internación que en la Argentina llega hasta ahora a los cuatro años de cursada de la licenciatura no era generalizado. En Alemania, por ejemplo, es de un año y sólo con tres meses obligatorios. De ahí al campus universitario de las Fuerzas Armadas, donde tutores los guían para que los cadetes se formen en menor tiempo. El adiestramiento lo realizan antes o después, no durante los estudios.
Frederic señaló como los ejes de la reforma los siguientes:
- Se establecieron ocho materias comunes cuyos programas son definidos por Defensa: Historia Argentina 1810-1990, Teoría del Estado y de las Organizaciones, Derecho Constitucional y Derecho Administrativo Público, Derecho Militar, Código de Disciplina y Derecho Aplicado a cada fuerza, Derecho Internacional, Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario; Nuevos Escenarios de las Relaciones Internacionales, Globalización y Regionalización; Etica Profesional e Iniciación a la Investigación Científica.
- Se habilitó la posibilidad de que los cadetes cursen materias en la universidad. Hay un programa piloto del Ejército con la Universidad de Tres de Febrero. “Se necesita que la universidad les abra las puertas a los cadetes”, insistió Frederic.
- Las licenciaturas en Conducción y Gestión Operativa (Ejército), en Recursos Navales para la Defensa y en Administración Naval (Marina) y en Conducción de Recursos Aeroespaciales para la Defensa (Aeronáutica) se estructuraron en créditos para facilitar el intercambio con universidades.
- Se definió un régimen de estudios diferentes: se permite rendir materias libres, se prohíbe repetir el año excepto la instrucción militar.
- Se disciplina a los cadetes en la responsabilidad de su propio desempeño. No lo hacen porque alguien los vigila, sino que tienen que administrar su tiempo. “La idea de dejarlos con la libertad de elegir era visto como una forma de atentar contra la disciplina militar cuando en realidad se trata de fortalecer la responsabilidad individual y del individuo sobre el conjunto”, señaló Frederic.
- Se organizaron en forma separada los módulos de estudio y de adiestramiento físico. Hacia el final del menemismo, cada fuerza reestructuró su formación creando licenciaturas pero adosando materias. Era tal la cantidad de clases que prácticamente no quedaba tiempo para el estudio, menos para la reflexión. Eso, sumado al entrenamiento, hacía que los cadetes se quedaran dormidos en las clases, agotados.
- Se moduló el adiestramiento de modo tal que no tuvieran que correr y después leer. En Ejército, por ejemplo, se fijaron ocho semanas de clases y cuatro de adiestramiento. De esa forma no compite lo académico con lo práctico.
- Se aprobaron nuevos planes de estudio y regímenes de evaluación. Todo orientado a terminar con lo que los propios militares definieron como “el pensamiento binario”: las cosas son buenas o malas y en el medio no hay nada. Se los forma para que tengan capacidad de intervenir en situaciones inciertas, aplicando perspectivas diversas a una misma cuestión. “No estamos en la Guerra Fría, no está claro el enemigo, no está claro con qué se tendrán que enfrentar. Hay que formarlos para que respondan con imaginación y creatividad”, explicó Frederic.
- Se elaboró un Estatuto de Personal Docente que está a consideración de la paritaria del personal civil de las Fuerzas Armadas. El objetivo es establecer una carrera similar a la universitaria (titulares, adjuntos, jefes de trabajos prácticos) que permita ascender, incluya la investigación y jerarquice la actividad.
- Se establecieron treinta días a lo largo de los cuatro o cuatro años y medio de carrera para actividades conjuntas.
Futuro
El diálogo con los oficiales del Ejército a cargo del área de Educación fue central para avanzar en los cambios. El general Fabián Brown estaba a cargo del Colegio Militar y ahora fue confirmado al frente del Instituto Universitario. Licenciado en Filosofía por la Universidad de Buenos Aires, permitió ir limando prejuicios para consolidar la modernización. La Armada ensayó varias resistencias iniciales pero luego cedió. La Fuerza Aérea fue la más reticente a dejar atrás un sistema paternalista que signó durante décadas la educación castrense.
“El eje de la reforma fue fortalecer la formación militar introduciendo los criterios y las condiciones universitarias de enseñanza-aprendizaje, los cuales como se ha demostrado en el mundo sirven para formar desde un ingeniero a un historiador y de un antropólogo a un militar”, sintetizó Frederic.
El desafío ahora es monitorear la aplicación de esa modernización. Se sabe que toda institución tiene una tendencia a mantener la inercia, máxime si de uniformes se trata.
El perfil deseado
Durante el trabajo coordinado con las Fuerzas Armadas y el Ministerio de Defensa se definieron 22 competencias comunes en el perfil de egresados para evitar la desarticulación entre las fuerzas. Algunas de esas competencias son:
- Actuar según los principios de una ética profesional basada en el respeto por la Constitución nacional y las leyes que regulan la aplicación legítima de la fuerza.
- Ejercer la profesión militar con vocación para la defensa nacional asumiendo el riesgo de perder la propia vida o la de sus subordinados en el cumplimiento de su misión.
- Adherir a los principios de mando, subordinación y disciplina constitutivos de la profesión militar en el marco de las leyes vigentes.
- Pensar en forma creativa, reflexiva, analítica e independiente argumentando con fundamento.
- Anticipar, analizar y resolver problemas complejos en forma flexible y eficiente, desde perspectivas diversas y evaluando las consecuencias para sí mismo, el personal, los medios a su cargo y su entorno.
- Conocer el marco jurídico y normativo, ciencias, tecnologías, procedimientos, cultura institucional e historia que hacen a la profesión militar.
- Aplicar los procedimientos establecidos en el Sistema de Justicia Militar.
- Comprender su rol y actuar como funcionario público profesional militar.
- Administrar recursos del Estado en su ámbito de competencia.
- Comprender los problemas sociales de la comunidad a la que pertenece y sirve, reconociendo y respetando la diversidad que la caracteriza.
- Comprender contextos, culturas y pueblos diversos para relacionarse e interactuar eficazmente en misiones fuera del territorio nacional.
El final de un proceso
La denominada “Modernización de la formación profesional de los oficiales de las Fuerzas Armadas” corona un proceso de transformación de los criterios educativos, disciplinarios y organizativos de las instituciones militares que se inició durante la gestión de Nilda Garré. A mediados de 2008, el Congreso aprobó la derogación del Código de Justicia Militar, el único reducto donde se mantenía vigente la pena de muerte, y dio curso a una nueva normativa que consagró el criterio de que “los militares son ciudadanos que visten uniforme”: se terminaron los fueros especiales. El proyecto fue elaborado en Defensa con el asesoramiento de juristas y especialistas de distintas disciplinas, entre ellos, el ministro de la Corte Suprema, Raúl Eugenio Zaffaroni. En forma paralela se avanzó en la redefinición de los liceos militares, las instituciones secundarias que están bajo la órbita de cada fuerza. En marzo de 2010 entró en vigencia esa reforma que eliminó la enseñanza obligatoria de religión católica, postergó al último año la instrucción con armas de fuego y modificó el régimen de internado.
A poco de asumir en marzo de 2006, Garré había anunciado la intención de cerrar los liceos dependientes del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea. Se desató entonces un efectivo lobby de ex liceístas –entre los que figuraba el entonces vicepresidente Julio Cobos– que derivó en la revisión de ese objetivo. Un par de años después se dio a conocer el cambio en base al trabajo de una comisión de expertos.
La instrucción en el uso de armas empezó a ser teórica hasta cuarto año y recién en el último año se manipulan carabinas calibre 22. El pase de los egresados a la categoría de reserva militar requiere ahora de un consentimiento formal. Se suprimió el dictado obligatorio de religión católica, los profesores empezaron a ser designados por concurso, el régimen de internado se mantiene como excepcionalidad y se afianzó el vínculo con las universidades.
La asignatura Problemáticas Ciudadanas en la Argentina Contemporánea reemplazó a Religión o Catecismo “como área de formación de los/as alumnos/as como ciudadanos plenos, preparados para el ejercicio de la ciudadanía democrática, conscientes de sus derechos y obligaciones, que observen y respeten los derechos humanos, que resguarden el patrimonio natural y cultural y que impugnen todo acto discriminatorio, observando las diferentes formas en las que las relaciones de género, étnicas y de clase configuran dichos actos, y se expresan en diferentes ámbitos y problemáticas como el acceso a la educación, el derecho a la tierra, el medio ambiente, los derechos del trabajo y los derechos humanos”, sintetiza el “Plan 2010 para los liceos militares” de la cartera de Defensa.
Las páginas de Internet de sectores liceístas se transformaron en la trinchera desde donde se potenció la resistencia. Sin embargo, la decisión de Defensa avalada por el trabajo conjunto con los rectores de los liceos permitió avanzar y asumir modificaciones que requieren, todavía, de años de práctica para hacerse carne en la nueva formación. La designación de los profesores por concurso fue otro de los ejes de ese cambio.
La adecuación de los liceos a una nueva realidad política, social y cultural fue piloteada también por la ex subsecretaria de Formación, Sabina Frederic. En el caso de la modernización de la formación profesional la apuesta es aún más ambiciosa: se trata de los nuevos oficiales de las tres armas, es decir de los militares que desarrollarán su carrera en el siglo XXI.
Fuente: Página/12