Maniobras Argetino-Francesas:
El Golpe Militar que destruyó la Industria Nacional
viernes, 26 de febrero de 2010
Fantasías bélicas con datos flojos
Maniobras Argetino-Francesas:
Cuba por Malvinas
Castro demandó "que cesen las actividades foráneas de explotación de hidrocarburos" por parte de empresas británicas en esa región de la América austral. Castro indicó "entrañan una grave violación del derecho internacional". "No le faltará al pueblo argentino nuestro apoyo en esta noble lucha".
Fuente: ANSA
Lula por Malvinas
Fuente: UOL noticias
Unánime Apoyo del Grupo Río por Malvinas
Cristina, al hablar ante sus pares, dijo que la postura argentina "es un imperativo de la Constitución Nacional". Recordó en ese sentido que en 1994, con motivo de la reforma en la cual "tuve honor de ser convencional constituyente en aquella oportunidad, quedó grabado en nuestra propia Constitución la obligación por parte de todos los gobiernos la vocación imprescriptible e irrenunciable para seguir reclamando y reafirmando nuestra soberanía sobre las Islas Malvinas".
Cristina apuntó contra el gobierno militar argentino por la guerra de 1982 al referir que "aquella decisión agónica de una junta militar que se veía totalmente acorralada, fue funcional a lo que sin duda era una decisión que se había tomado, independientemente de cual fuera la actitud de aquellos militares".Recordó que en aquella época los argentinos "no sólo no podíamos elegir sino además éramos o encarcelados o desaparecidos", y aclaró que "no me puedo hacer cargo de los períodos de la historia y nadie puede pretender que los argentinos, en sus grandes mayorías violentados por esos gobiernos dictatoriales, nos hagamos cargo de lo que sucedió en esas etapas". Subrayó que eran "gobiernos que eran prolijamente reconocidos por todos los países civilizados y democráticos del mundo, menos por sus propios ciudadanos".Cristina indicó que "desde 1965 hasta ese episodio no pudimos lograr sentarnos formalmente a discutir la soberanía y luego del advenimiento de la democracia, y fundamentalmente durante los años ’90, surgió otra política que recibió mis críticas internas".
Refirió que "se llegó a un acuerdo en materia de manejo de hidrocarburos, hubo una declaración de cooperación conjunta para actividades off shore, el 27 de septiembre de 1995, y era la primera vez que se sentaban para abordar un acuerdo de cómo tratar en forma conjunta y cooperativa recursos naturales no renovables". "A los cinco días esa declaración fue violada porque Inglaterra interpretó unilateralmente que la única área que podría tener cooperación conjunta eran los 21.000 kilómetros cuadrados que ellos determinaban y no los 43.000 kilómetros cuadrados que constituyen la zona que podemos denominar de disputa de soberanía", añadió la Presidenta.Cristina relató que "siguieron las reuniones conjuntas, ocho en total, la última en 2000, sin que en ningún momento y en ese lapso pudiéramos lograr desde 1965 hasta 2007 ninguna actitud de discusión, tal como marca la ONU, y en 2007 se dio por finalizado este ejercicio por evidente incumplimiento".
El presidente de México, Felipe Calderón, expresó su "apoyo y solidaridad" a la posición argentina sobre el reclamo de soberanía de la Islas Malvinas, Sandwuich del sur y Georgias del Sur.En su discurso durante la Cumbre de jefes y jefas de Estado de América latina y el Caribe, Calderón adelantó que "hemos aprobado una Declaración de Presidentes donde las Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno aquí presentes reafirman su respaldo a los legítimos derechos de la República Argentina en la disputa de soberanía con el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte relativa a la cuestión de las Islas Malvinas".
Además del apoyo explícito del presidente mexicano, también se manifestaron en el mismo sentido el presidente de Ecuador Rafael Correa, que al hacer uso de la palabra manifestó su "apoyo incondicional a la República Argentina"; el presidente de la República Dominicana, Leonel Fernández, quién también brindó su apoyo a nuestro país y el primer mandatario de Guatemala, Alvaro Colom; se manifestó en el mismo sentido. Michele Bachelet, presidenta de Chile, dijo por su parte que "no sólo apoyamos a la hermana República de Argentina en su reclamo por las Islas Malvinas, sino que Chile cada año presenta la demanda argentina ante el Comité de Descolonización de la ONU y lo seguiremos haciendo". En tanto Evo Morales, primer mandatario de Bolivia, también se refirió a las Malvinas: "Ya escuchamos a Cristina Fernández de Kirchner con la demanda de las Islas Malvinas y apoyamos esa justa reivindicación de la República Argentina". El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, aseguró que la llegada de la plataforma británica de exploración a las Islas Malvinas "es una de las mas claras demostraciones del neo colonialismo y nos solidarizamos fuertemente con el gobierno y el pueblo argentino en su reclamo".
Taiana explicó que "nuestro país está consiguiendo un importante logro diplomático al conseguir el aval de los 33 cancilleres para que la primera Declaración de este nuevo foro regional sea sobre la Cuestión de las Islas Malvinas y los legítimos derechos argentinos".
Fuente: Diario Crítico de Argentina
Hackearon el sitio de un diario de Malvinas
Decreto Presidencial 256
A través de un decreto firmado ayer por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner se dispuso que todo buque que navegue por las islas Malvinas e islas del Atlántico Sur deberá ser autorizado por el gobierno.
El decreto presidencial 256 dispone que todo buque que quiera transitar entre puertos ubicados en el territorio continental argentino y puertos en Malvinas e islas del Atlántico Sur deberá solicitar autorización previa expedida por autoridad competente.
La decisión del gobierno surge en momentos en que empresas petroleras británicas anunciaron el inicio de las actividades de exploración de hidrocarburos en la zona en disputa.
El decreto presidencial subraya que deberá pedir permiso "todo buque o artefacto naval que se proponga transitar entre puertos ubicados en el territorio continental argentino y puertos ubicados en las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur, o atravesar aguas jurisdiccionales argentinas en dirección a estos últimos y/o cargar mercaderías a ser transportadas en forma directa o indirecta entre esos puertos".
Fuente: LaCapital.com.ar
jueves, 25 de febrero de 2010
El menemismo y los orígenes de la entrega
Cinco días después de suscripto el acuerdo de 1995, los kelpers licitaron 19 áreas y concedieron 12 contratos, presentándose cerca de medio centenar de compañías. El único consorcio excluido de la compulsa fue el de YPF (recientemente privatizada) con British Gas. Un año después, los isleños siempre fieles a sus “deseos” e “intereses”, llamaron unilateralmente a licitación para iniciar las tareas de exploración y explotación al norte y sur de las islas.
La “patriótica” reacción argentina consistió en la elaboración de dos proyectos de ley que perseguían la no exclusión argentina de las ganancias derivadas de la explotación petrolera. Uno de los proyectos adaptaba la Ley Nacional de Hidrocarburos a la zona de Malvinas, donde las regalías percibidas deberían ser de un 3% (para el resto del territorio nacional era –y sigue siendo, según el caso– del 12%). El otro proyecto, más conocido como “Ley Eduardo Menem”, estableció un régimen de sanciones para las empresas que se negaran a abonar el canon correspondiente, alcanzando incluso a toda la cadena, es decir, al conjunto de proveedores, intermediarios, compradores, etc.El texto impone el pago de un canon por exploración más el 3% de regalías para la Argentina sobre el petróleo eventualmente descubierto. El borrador de esta iniciativa fue aprobada dos veces por el Senado. La primera media sanción perdió estado parlamentario en 1996 porque no fue tratada a tiempo en Diputados; la segunda fue a mediados de 1998, casi 4 años después de la firma del acuerdo petrolero.
Promediando los últimos años del menemismo, más precisamente en 1998, la compañía Shell anunció haber descubierto “indicios de hidrocarburos” sin “volúmenes comerciales”. “Por el momento, tenemos muchos datos que analizar”, dijo Phyllis Rendell, una maestra de escuela devenida en ministra de Petróleo de las islas Malvinas (Ver en Petróleo, Estado y Soberanía... Federico Bernal). El mismo año en el que Shell perforaba el primer pozo exploratorio, Tony Blair y Carlos Menem se reunieron en Londres: “Cada gobierno reafirma expresamente su conocida posición en relación con la soberanía de las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur, y espacios marítimos circundantes. Ambos gobiernos reafirman también su apoyo a las Naciones Unidas y el compromiso de resolver sus diferencias exclusivamente por medios pacíficos”.
A esta declaración compartida, Menem la definió como “histórica y exitosa”, añadiendo que: “Antes estábamos en vía muerta, no había ninguna unidad de diálogo. Ahora sí se abre esa posibilidad, y yo creo que el comunicado conjunto nos da la pauta de que algún avance hubo sobre el tema”. Con respecto a la mencionada declaración conjunta, hasta un niño podría advertir que, por ejemplo, a pesar de haberse colocado a las “Naciones Unidas” en el mismo párrafo que la palabra “Malvinas”, la omisión al sí fundamental término “resolución” (por la 2.065) no hace más que legitimar la posición y los “intereses” británicos y kelpers. Intereses, por cierto, que el mismo Blair se encargó de remarcar en el encuentro: “Tenemos posiciones distintas en el tema de Malvinas, pero lo importante es que esto no nos impida hacer cosas juntos [como explorar y explotar el petróleo]”.
De acuerdo con el vocero, cada uno plantó su bandera y “no hubo ninguna discusión más allá de eso, porque estaba claro que ésta no era una visita para discutir el tema de la soberanía”. Pero la ignominia no terminó allí. Según el vocero, Gran Bretaña estaba decidida a luchar por sus intereses: “El primer ministro dejó en claro que no está conforme con la legislación de pesca ni con la de petróleo.”La política de entrega menemista en relación con Malvinas tuvo su pico de apogeo en enero de 1999, cuando el gobierno presentó extraoficialmente a los kelpers la oferta de congelar por veinte años los reclamos de soberanía. El gobernador de las islas, Richard Ralph, pidió que fuera formalizada oficialmente ante el gobierno británico, para luego ser considerada.
El fin del menemismo impidió la concreción de tan patriótica iniciativa. Diez años después de terminada la última década infame del siglo XX, la cuestión de la soberanía por Malvinas ha cobrado nueva orientación, impulso y vigor. Y no sólo eso. Así como el petróleo tuvo que ver y mucho con la negativa británica de alcanzar un acuerdo con la Argentina; así como el petróleo remachó la entrega de las islas a los kelpers durante la década del ’90, todo parecería indicar que el gobierno de turno utilizará este recurso en el sentido inverso, esto es, una favorable a la recuperación de las islas.
jueves, 18 de febrero de 2010
El menemismo y los orígenes de la entrega
Con la inestimable colaboración del gobierno argentino, se aceptó justamente lo que el primero había intentado hacer desde la sanción de la resolución 2.065 de las Naciones Unidas (1965): frenar definitivamente el persistente y legítimo reclamo nacional.
*El primer tipo de acercamiento –tibiamente iniciado con Dante Caputo– funcionó bajo la fórmula del “paraguas de soberanía”. El tratamiento que dicha política daba a la disputa significó una postergación del reclamo de soberanía argentina sobre las Malvinas (se fundamentaba en los Acuerdos de Madrid de 1989 y 1990), sin alterar por ello la normal discusión de los aspectos relacionados con la explotación de recursos ictícolas e hidrocarburíferos, entre otros.*El segundo acercamiento, aun más perjudicial que el primero por cimentarse en las negociaciones bilaterales con los isleños (kelpers), se puso en práctica mediante la denominada “estrategia de seducción”. Efectivamente, el gravísimo “error” oculto en la “estrategia de seducción” que el ex canciller Guido Di Tella condujo a partir de 1992 y de forma excepcional, consistió en considerar los “deseos” de los isleños y tratarlos como la tercera parte en las negociaciones, violando expresamente la resolución 2.065.
No obstante los esfuerzos de “seducción” argentinos, la población de las islas no sólo ratificó sus vínculos culturales con Gran Bretaña, sino que se pronunció a favor de la soberanía británica, a la vez que formuló severas críticas al sistema político argentino (South Atlantic Occasional Papers. Febrero de 1998. Ver en Mario Rapoport, Historia económica, política y social de la Argentina).
Entre las funestas consecuencias de la “estrategia de la seducción” figuran la firma del Acuerdo de Pesca de Calamar (la Argentina se autolimitaba a pescar este crustáceo pues en ese momento se trataba del principal recurso de los kelpers) y la firma del Acuerdo sobre Petróleo de 1995, en el que, como se verá más adelante, se definía un área especial de cooperación para la exploración y explotación conjunta de petróleo entre ambos países. Con la firma de estos acuerdos, el gobierno argentino legitimó el “interés” y los “deseos” de los isleños. Las puertas a los recursos naturales del archipiélago se abrieron de par en par. Y los habitantes de la colonia se lanzaron con y por todo.
BILATERAL. La primera reunión bilateral que contó con los kelpers se llevó a cabo tan temprano como en julio de 1992. Al finalizar, el ministro Robin Cook y, en presencia de su colega argentino, dio detalles sobre los participantes de la reunión y el nuevo miembro: “El gobierno de la Argentina, el del Reino Unido y el Consejo de las Islas Falkland”. Por su parte, el presidente de este consejo, Richard Cockwell, afirmó: “Al cabo de 160 años, la Argentina, gracias al acuerdo, reconoció por fin al gobierno de las Falkland islands”, agregando luego: “Al reconocer al gobierno de un país (sic), básicamente se reconoce su derecho a la autodeterminación” (Las islas Malvinas y la política exterior argentina durante los ’90: acerca de su fundamento teórico y de la concepción de una política de Estado.
Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales -CARI-, 5 de julio de 1999). La humillación continuó por boca del consejero Mike Summers, quien por entonces mantenía fluidos contactos con Di Tella: “Hemos concedido de nuevo acceso a ciudadanos argentinos por vez primera en diecisiete años, con pasaportes que sellamos; un reconocimiento adicional de nuestro gobierno”.
A propósito, la consejera Jan Cheek y funcionaria del gobierno kelper, señaló: “A cada argentino que entrará a nuestro país como resultado del acuerdo se le sellará el pasaporte para demostrar que somos un país separado”. Para que no queden dudas del “país” Malvinas, el ministro Cook remató: “Los poseedores de pasaportes argentinos tendrán los mismos derechos [para ir a las islas] que cualquier otro extranjero […]” (Malvinas: una política contra el interés nacional. Lucio García del Solar, ex embajador ante los Estados Unidos y la ONU. 8 de octubre de 1999). Mientras tanto, Di Tella se distraía con los ositos, ellos sí, mudos de vergüenza.En línea con el retroceso diplomático del “paraguas” y la “estrategia de seducción”, el menemismo avanzó con dos medidas adicionales que debilitaron aún más la estrategia multilateral argentina en relación con Malvinas:
1) El llamado “portazo” al Grupo de Países No Alineados y 2) El retiro de la Asamblea General de las Naciones Unidas del reclamo que venía realizándose con éxito desde 1965. Bajo estos condicionamientos, traspaso de recursos y concesiones, fueron restableciéndose las relaciones diplomáticas entre la Argentina y Gran Bretaña durante la década del ’90.
Desde entonces, las conversaciones entre las partes –ya bajo el “paraguas de soberanía” y los “deseos” kelpers– se focalizaron en los siguientes dos aspectos conflictivos: la explotación de los recursos ictícolas y la exploración-explotación de los recursos petroleros en aguas malvinenses. Ni lenta ni perezosa, la rapacidad inglesa hizo honor a su historia. En 1991 Gran Bretaña decidió convocar unilateralmente a licitaciones para la exploración de las zonas circundantes a las islas Malvinas, ratificando la zona exclusiva de las 200 millas según lo resuelto en 1986.
*Director del Centro Latinoamericano de Investigaciones Científicas y Técnicas (Clicet)