Los principales protagonistas de la operación que puso de rodillas a Libia y los mayores beneficiarios de los contratos que vendrán, Francia y Gran Bretaña activaron esta conferencia con la intención de presentar con un rostro legítimo al órgano que agrupa a la rebelión, el CNT, Consejo Nacional de Transición, y obtener con ello el respaldo de la aún dubitativa comunidad internacional. En este contexto, tanto París como Londres quieren evitar los garrafales errores que se cometieron en Irak luego de la intervención anglo-norteamericana que puso fin al régimen de Saddam Hussein.Según declaró el jefe de la diplomacia francesa a la cadena de radio RTL, Alain Juppé, hoy se “trata de ayudar al CNT porque el país está devastado, la situación humanitaria es difícil”. Sin llegar a dar crédito a las revelaciones del matutino Libération, según el cual los rebeldes prometieron mucho petróleo a Francia a cambio de su ayuda, el canciller francés afirmó que el operativo de los occidentales en apoyo a la oposición libia era “una inversión para el futuro porque una Libia democrática será un país que se desarrollará”. Desde luego, quien dice desarrollo está hablando de buenos negocios. El diario Libération publicó ayer una carta del Consejo Nacional de Transición en la cual esta estructura creada a finales de febrero, justo después de que estallara la revuelta libia, promete a Francia la atribución del 35 por ciento del petróleo libio como compensación al respaldo de París. Cabe recordar que, en marzo pasado, Francia fue el primer país del mundo que reconoció al CNT como el “representante legítimo” del pueblo libio. Para Alain Juppé, esto es “bastante lógico y bastante justo”.Por lo pronto, unos 30 jefes de Estado y de gobierno se desplazaron este jueves a París. Washington envió a la secretaria de Estado norteamericano, la infatigable Hillary Clinton. París se puede frotar las manos, no sólo por los buenos negocios en perspectiva, sino también porque logró atraer a la capital francesa a representantes de dos países, Rusia y China, ambos miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, que habían manifestado serias reservas ante la intervención militar occidental que respaldó a los rebeldes. Moscú recién acaba de reconocer la legitimidad del CNT. Sin embargo, en el camino quedó un país rebelde. Se trata de Africa del Sur. Pretoria, que piloteó las negociaciones con Khadafi que nunca llegaron a nada, sigue considerando que la resolución 1973 de la ONU, que instauró zonas de protección aérea en Libia, no implicaba el recurso a la fuerza.Nicolas Sarkozy le ofreció a la insurgencia libia, representada por el CNT, el marco ideal: París. La danza de los contratos y los millones puede comenzar. Las potencias que tantos ejemplos de democracia dan al mundo hicieron negocios suculentos con el tirano. Ahora los harán con sus vencedores en nombre de la democracia.
Fuente: Pagina/12
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