El Golpe Militar que destruyó la Industria Nacional

jueves, 17 de febrero de 2011

Yankeelandia

Cronología:
10 de febrero. El avión de carga más grande del mundo, un Boeing Globmaster III C17, de la Fuerza Aérea estadounidense aterrizó en Ezeiza. Traía material para un curso con el GEOF.
10 de febrero. Las autoridades argentinas chequearon las cajas que llevaban el sello de la 7ª Brigada de Paracaidistas del Ejército. Y encontraron material no declarado equivalente a 1000 pies cúbicos.
12 de febrero. La Cancillería da a conocer la noticia. Comunica que el material que no coincidía con la declaración fue secuestrado.
13 de febrero. La Cancillería informa que entre lo incautado hay armas, drogas, material para interceptar comunicaciones, elementos tecnológicos que contienen códigos caratulados como secretos y drogas medicinales vencidas. El avión militar estadounidense intentó ingresar un cargamento no declarado de armas de guerra, equipos de comunicación encriptada, programas informáticos y drogas narcóticas y estupefacientes. Cristina Fernández ordenó abrir una valija, que los estadounidenses se negaban a entregar.
Por Horacio Verbitsky
El gobierno nacional impidió el ingreso de “carga sensitiva” secreta que arribó al aeropuerto internacional de Ezeiza en un vuelo de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos y sobre cuyo empleo no se ofrecieron explicaciones satisfactorias. El enorme C17, un carguero Boeing Globmaster III, más grande que los conocidos Hercules, llegó en la tarde del jueves con un arsenal de poderosas armas largas para un curso sobre manejo de crisis y toma de rehenes ofrecido por el gobierno de Estados Unidos al Grupo Especial de Operaciones Especiales de la Policía Federal (GEOF), que debía tener lugar durante todo febrero y marzo. Aunque el curso estaba destinado a fuerzas policiales argentinas, la carga llegó en un transporte militar y en Ezeiza la recibieron los agregados militar y de defensa, coroneles Edwin Passmore y Mark Alcott. Todas las cajas tenían el sello de la 7ª Brigada de Paracaidistas del Ejército con sede en North Carolina. Intentaron pasar en forma clandestina mil pies cúbicos, equivalentes a un tercio de la carga con que llegó el avión, luego de escalas en Panamá y Lima. Tomó intervención el juez en lo penal económico Ezequiel Berón de Estrada. La embajada retiró del aeropuerto a su personal jerárquico y se negó a consentir la apertura de la valija. Luego de un día completo de tira y afloje, Timerman informó que usaría sus facultades legales para abrirla. Al comprobar la decisión oficial de proseguir, y vencido el plazo final de una hora que fijó Timerman, la embajada pidió diez minutos de prórroga hasta el arribo a Ezeiza de la jefa de prensa, Shannon Bell Farrell. Tanto ella como el agregado Stephen Knute Kleppe dijeron que no tenían la clave del candado, por lo que Timerman dispuso que la Aduana lo cortara con un alicate. Cuando ello ocurrió, en la tarde del viernes, aparecieron equipos de transmisión, mochilas militares, medicamentos que según los funcionarios estaban vencidos, pen drives, sobre cuyo contenido deberán dictaminar los expertos, y drogas estupefacientes y narcóticas y estimulantes del sistema nervioso. Entre el material había tres aparatos encriptadores para comunicación. Dentro de la valija secreta también apareció un sobre supersecreto, de tela verde. Como el personal de la embajada dijo que no tenía la llave del sobre, también fue abierto por medios expeditivos. En su interior se hallaron dos pen drives rotulados “Secreto”, una llave I2 de software para información; un disco rígido también marcado como “Secreto”. Códigos de comunicaciones encriptadas y un gracioso folleto traducido a quince idiomas, con el texto: “Soy un soldado de los Estados Unidos. Por favor, informe a mi embajada que he sido arrestado por país”. Ninguno de esos materiales coincide con las especificaciones que la embajada envió a la Cancillería sobre la índole del curso que debía impartirse para el rescate de rehenes. Luego de presenciar esos hallazgos, los funcionarios de la embajada norteamericana decidieron retirarse, pese al pedido oficial para que permanecieran allí, y no firmaron el acta. El jueves el coronel Alcott dijo que no sabía que algo similar hubiera sucedido en ningún lugar del mundo. Un marine estuvo sentado por 6 horas sobre la valija. Al cierre de este artículo fuentes de la embajada dijeron que en Washington se estaba preparando un documento con la posición oficial y que consideraban que el entrenamiento sería suspendido. El Departamento de Estado citó al embajador argentino Alfredo Chiaradía y le expresó su “sorpresa” por el procedimiento ya que “Estados Unidos desea mantener relaciones amistosas con la Argentina”. Curiosa forma de lograrlo. Cualquier argentino, civil o militar, que intentara ingresar armas y drogas no declaradas a los Estados Unidos iría preso en forma inmediata.
Los diarios La Nación, Clarín e Infobae avalaron de modo acrítico en sus portales de ayer la posición estadounidense. “Documentos oficiales prueban que el Gobierno sabía en detalle lo que traía el avión de EE.UU.”, tituló Clarín. Sin embargo, ninguno de esos medios publicó la nómina de material declarado ni la cotejó con las actas de secuestro confeccionadas en Ezeiza por las autoridades argentinas. De este modo, adoptaron el punto de vista estadounidense. Destacaron además el encargado de América Latina en ese ministerio, Arturo Valenzuela, dijo sin sonreír por la humorada que los militares estadounidenses fueron “amedrentados” por los funcionarios civiles argentinos. Sin embargo, no olvidemos que los "amedrentados" forman parte de "un equipo de elite"
Los facsímiles de las actas oficiales que se publican aquí indican con toda claridad la secuencia narrada: el descubrimiento el día 10 de la incongruencia entre la lista y el cargamento y la verificación el día 11 de ese contenido luego de la apertura de los bultos secretos. Se podrá discutir acerca de la gravedad del ingreso de ese tipo de armas y materiales informáticos y de comunicaciones en forma clandestina, de modo que luego podría quedar en el país para usos también ilegales; también es admisible argumentar sobre la cantidad y tipo de las drogas narcóticas y estupefacientes encontradas y especular sobre el sentido de introducir medicamentos que según sus propios envases estarían vencidos. Pero no hay forma de negar que se intentó violar las leyes argentinas y que las autoridades lo impidieron en un procedimiento impecable. Algo grave debe estar ocurriendo con la prensa y los partidos de oposición si con tal de desmerecer al gobierno pierden de vista estos datos básicos del episodio y se alinean con quienes quisieron, y no pudieron, allanar la soberanía nacional.
Funcionarios de EE.UU. elevaron el tono de la controversia. Desde Washington, el vocero del Departamento de Estado, Philip Crowley, dijo que su país está “perplejo y preocupado” por el “inusual registro” que llevó a las autoridades argentinas a secuestrar cerca de 1000 pies cúbicos de armas, drogas y equipamiento complejo. Y pidió la devolución de lo incautado. Más tarde, el funcionario Arturo Valenzuela, jefe de esa oficina para la región, se volvió a quejar por las “formas” pero admitió que pudo haber discrepancias entre los artículos documentados y los que, finalmente, trajo la nave. El ministro Héctor Timerman, en una entrevista con CNN, informó que la Argentina no va a devolver el cargamento secuestrado y le exigió al gobierno de Barack Obama un pedido de disculpas. Por último, Timerman explicó a qué se refirió Valenzuela cuando protestó porque “amedrentaron al personal” norteamericano. “Dos soldados de los Estados Unidos se sentaron sobre una valija durante seis horas, y cuando se pudo abrir, adentro se encontró morfina, códigos secretos y manual de instrucción de equipamiento para interferir comunicaciones”, aclaró el ministro, que “entre el material incautado, al que no hace referencia el Departamento de Estado, hay desde armas hasta diferentes drogas; entre otras, varias dosis de morfina”, y también “material para interceptar comunicaciones, varios GPS de una sofisticación reveladora de su potencia, elementos tecnológicos conteniendo códigos caratulados como secretos, así como un baúl completo con drogas medicinales vencidas.”


Fuentes: Clarín, Pagina/12, Tiempo Argentino, CNN, TeleSur

9 comentarios:

Anónimo dijo...

El avión más grande es de origen ruso, Antonov 225, luego le sigue el C5 Galaxy de origen estadounidense. El C17 tiene más capacidad de carga que un C130, ro no es el más grande del mundo. Hay que informarse antes.

Silvio Canteros dijo...

Estimado anónimo, la noticia se copió textual de los diarios abajo mencionados como fuentes.
Y si bien tu acotación es acertada, creo que aquí el tema no pasa por el tamaño del avión sino por su carga y bandera.
Que el árbol no te deje ver el bosque es peligroso.

Ariel dijo...

Es más, NN, si vas a hacer semejante comentario, mejor informate antes vos:
An-225, An-124 y recién el C-5.
Sólo por el tema ese de la paja en el ojo ajeno, viste.

Anónimo dijo...

En referencia al anónimo que hizo la aclaración del avión, el tipo fue amable al hcerles ver un error. Como les molesta cuando alguién los corrige, se ve que son dignos pichones de Kirschner.
Lo saludo ánonimo y le doy las gracias.

riky dijo...

ch michael jackson no se murio esta en haiti!

Anónimo dijo...

Ricardo Fort es gay i vs tmb!

NESTOR dijo...

JAJAJ I ENSIMA ES UN BLOG DE INDUSTRIA MILITAR SE NOTA Q EL VAGUITO Q LO HACE SOLO BUSCA UN MEDIO PÀ DEFENDER ESTA GESTION CORRUPTA E INEPTA. DE ARMAMENTOS NO SABE NADA!

Anónimo dijo...

No entiendo por que los argentinos necesitan saber de armas si en Malvinas se bajaron los pantalones ante los ingleses.

Anónimo dijo...

este gobierno y el próximo y el próximo y el siguiente y todos son y serán iguales
por q el pueblo es temeroso y cobarde no lucha por su libertad siempre esta esperan do q alguien mas lo aga por el
no confíes en los políticos