o la crónica de una estafa anunciada
Por Ariel Basteiro*Sin intención de competir con pitonisas locales, puedo dar por cumplida mi profecía de hace casi dos años. ¿A qué me refiero? Al anticipo que hice en 2008 cuando, en el debate sobre la expropiación de Aerolíneas Argentinas, sostuve que Air Comet -empresa aérea del Grupo Marsans- tendría pocas posibilidades de seguir funcionando si perdía el apoyo económico, administrativo y operativo que le daba nuestra línea de bandera, hasta entonces controlada por el mismo grupo empresario. Por cierto, mi profecía no se sostenía en revelaciones divinas sino en hechos concretos.
Durante años la recientemente quebrada Air Comet había operado usando aviones, tripulantes y empleados de Aerolíneas Argentinas y descargando en ella sus gastos operativos. De ese modo, la que a principios de 2001 era una ignota empresa aérea logró un rápido crecimiento a partir de que sus propietarios se hicieran cargo de nuestra histórica línea de bandera; tan rápido como ha sido su derrumbe luego que la Ley 26.412 rescatara para el Estado nacional a Aerolíneas Argentinas SA y el Grupo Marsans no pudiera seguir sosteniendo el ficticio éxito de la línea ibérica, mientras endeudaban a nuestra aerolínea en más de 800 millones de dólares.Los 7 mil viajeros varados en aeropuertos españoles, los 40 mil que compraron sus tickets para volar antes de abril y –según se estima– unos 100 mil que los habrían adquirido para hacerlo en fechas posteriores demuestran la incompetencia y –por qué no– la desvergüenza de empresarios que, mientras saqueaban a Aerolíneas Argentinas, señalaban que sus dificultades para manejarla devenían de un presunto complot en el que participaban el gobierno, la justicia y los sindicatos argentinos.
Hoy, la quiebra de Air Comet se produce en el Reino de España, donde los sindicatos son dóciles y los funcionarios de gobierno no sólo toleraban los manejos del Grupo Marsans, sino que los protegían.Bueno es decir que no ocurre lo mismo con la justicia peninsular que persigue a Gerardo Díaz y Gonzalo Pascual, titulares del grupo y hombres fuertes de la CEOE –corporación española que equivale a la poderosa Asociación Empresaria Argentina–, por múltiples casos de corrupción en el manejo discrecional del dinero publico que mal administraron en perjuicio de Aerolíneas Argentinas primero y de Air Comet después y por malversación de fondos y administración fraudulenta.
Ante estas circunstancias, valdría preguntarse por qué el gobierno español no impidió que la Air Comet siguiera endeudándose y operando normalmente hasta perjudicar a decenas de miles de pasajeros, mayoritariamente latinoamericanos, y dejar en la calle a miles de sus trabajadores cuando era un secreto a voces que se avecinaba el fin de la empresa.Ante esta pasividad hispana, la decisión que hace más de un año tomó el Congreso de la Nación cuando dispuso rescatar a Aerolíneas Argentinas de la rapiña del grupo Marsans fue oportuna y acertada; a pesar de que ciertos sectores de la oposición sostenían que, al hacerlo, nuestro país se estaba comprando un conflicto judicial internacional.
Tras la quiebra de Air Comet, la tortilla se ha dado vuelta y hoy serán los funcionarios argentinos quienes deberán reclamar a sus pares peninsulares por la seguridad jurídica de ciudadanos argentinos que fueron estafados por una empresa con fuertes vínculos con el Reino de España y hasta con el propio monarca.Todo indica que hicimos bien las cosas cuando legislamos para que se fueran los que sin invertir un peso y aplicando políticas erróneas habían hecho mucho daño a nuestro país; tanto como hoy lo hacen en el suyo. ( El Argentino)
* Diputado nacional, Bloque Encuentro Popular y Solidario.
Fuente: igualdad-ps.blogspot.com
1 comentario:
Y todavía hay gente que quiere volver a privatizar....
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