El Golpe Militar que destruyó la Industria Nacional

viernes, 3 de abril de 2009

Diario el Mundo de España

ARGENTINA | Unos 100.000 argentinos acuden al velatorio y al cortejo fúnebre

Multitudinario adiós a Raúl Alfonsín en Buenos Aires

Miles de argentinos despiden a Alfonsín en Buenos Aires. | AP

Miles de argentinos despiden a Alfonsín en Buenos Aires. | AP

La salva de 21 cañonazos del regimiento de Granaderos –la guardia presidencial- sacudió el solemne adiós al ex presidente de Argentina Raúl Alfonsín, que fue inhumado este jueves en el cementerio bonaerense de La Recoleta.

Una paradoja 'a la argentina': han despedido con honras militares a un presidente constitucional que acabó con la seguidilla de 60 años de dictaduras castrenses, se constituyó en emblema de los valores democráticos y cívicos, y por eso sufrió tres sublevaciones de cuartel durante su mandato, entre 1983 y 1989.

También hubo una misa de cuerpo presente, oficiada por un primo suyo, monseñor, en la escalinata del Palacio Legislativo, justamente a Alfonsín que profesaba ideas krausistas y socialdemócratas, era casi agnóstico, y en su administración recibió ataques de la conservadora Iglesia católica argentina a raíz de los juicios a militares represores, la aprobación por su administración de la ley de divorcio, en 1986, y la despenalización del adulterio. Argentina era por entonces uno de los pocos países que quedaba sin divorcio en América Latina.

Así pues, lo más auténtico en estas exequias ha sido el fervor y el cariño de los argentinos hacia el político que restauró la democracia, carismático y honesto –falleció en el mismo piso sencillo donde vivió toda su vida y nunca fue acusado de enriquecimiento en su paso por el poder-.

Una multitud calculada entre 70.000 y 100.000 adultos, jóvenes y niños –según estimaciones de la policía federal- concurrieron al velatorio y a la capilla ardiente, montadas en el salón azul del palacio legislativo.

Colas de cuatro horas

A pesar de la lluvia y hasta altas horas de la noche, la gente aguantó cuatro horas en la cola para desfilar frente al ataúd y entregar su reconocimiento.

A media mañana cerraron las puertas del palacio legislativo y miles de ciudadanos se quedaron en la calle sin poder entrar. La multitud gritaba a voz en cuello "¡Raúl/querido/el pueblo está contigo!" y "¡Alfonsín, Alfonsín…!".

Después, por la tarde, decenas de miles de personas acompañaron el cortejo fúnebre hasta el cementerio, transitando la avenida Callao, donde 'llovían' flores desde los edificios sobre el ataúd, entre aplausos y lágrimas.

Muchos equiparan estas exequias, por su carácter popular, con los entierros de Eva Perón (1952), Juan Perón (1974), el cantante de tangos Carlos Gardel (1933) y el ex presidente Hipólito Irigoyen (1930), del mismo partido que Alfonsín, la Unión Cívica Radical.

Anécdotas e historias de Alfonsín

En estas horas tristes, los argentinos y la prensa recuerdan anécdotas e historias de un hombre considerado el último político que no actuaba por el 'marketing' de las encuestas ni por conveniencia personal. Por ejemplo, evocan que recorría miles de kilómetros, por las provincias haciendo campaña proselitista, en un Citröen dos caballos, cuya velocidad alcanzaba 90 kilómetros por hora.

En su pueblo, Chascomús, los vecinos también recuerdan que una vez se caló su auto de presidente de la República. Alfonsín se apeó y, con dos vecinos, empujaron el coche hasta que arrancara nuevamente.

En 1984, viajó en su primera visita oficial a Washington para reunirse con el entonces presidente de EEUU, Ronald Reagan. Al final del encuentro, ambos comparecieron ante los periodistas en los jardines de la Casa Blanca. Delante de las cámaras Alfonsín amonestó al anfitrión por la política intervencionista del Departamento de Estado en Latinoamérica, sobre todo en los países centroamericanos.

Un contrapunto similar mantuvo, el mismo año, en su visita al palacio de La Moncloa con el socialista Felipe González, que lo mandó a someterse al Fondo Monetario Internacional (FMI), mientras Alfonsín prefería negociar la deuda argentina con el Club de París.

Ya de jubilado, recordó el jefe de gabinete Sergio Massa, concurría personalmente a las oficinas de la Seguridad Social argentina a firmar los recibos de la pensión de ex presidente. Y donaba los fondos para que fuesen repartidos entre los jubilados de su pueblo, Chascomús, y una institución de beneficencia.

En los 25 años que lleva de refundada la democracia argentina no ha habido otro presidente igual: varios de sus sucesores, los peronistas Carlos Menem, Eduardo Duhalde, y Néstor Kirchner y el radical Fernando de la Rúa, fueron denunciados e investigados en la Justicia penal por enriquecimiento ilegal y tráfico de influencias.

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