Por: Edgardo Aguilera
Mostrar al mundo y a la Argentina que el Gobierno de Londres está preparado para repeler una invasión parece ser el principal objetivo del ejercicio Cape Bayonet (Cabo Bayoneta) que cumplieron las fuerzas británicas estacionadas en las
islas Malvinas. Las maniobras involucraron a cientos de efectivos de aire, mar y tierra en una operación simulada cuyo escenario de aplicación práctica fue el
estrecho de San Carlos; en esas aguas se registraron los combates más cruentos del conflicto de
1982.
Ataque aéreo argentino sobre la flota británica en 1982 - I. Malvinas - Argentina Fue el lugar seleccionado por el entonces comandante de la Task Force, almirante John «Sandy» Woodward
, para el desembarco de las tropas británicas.
El comodoro del aire Gordon Moulds, jefe británico saliente de la Guarnición Malvinas (British Forces South Atlantic, BFSA), dijo en sus palabras de despedida que «el compromiso del Ministerio de Defensa (y del Gobierno) con las islas se veía en la modernización de la pista aérea de Mount Pleasant, la asignación de modernos
cazas Typhoon y del
patrullero Clyde», según reveló el portal Mercopress.
El destino parece alinear otros datos: el reemplazo de Moulds
es el comodoro Philip Thiknesse, un veterano que sirvió a bordo del HMS Fearless, navío que en la guerra habría sufrido averías causadas por un
ataque de aviones Skyhawk A4-C de la Fuerza Aérea Argentina.
En ese buque tuvo lugar la reunión cumbre de altos oficiales ingleses con Woodward previa al desembarco anfibio en San Carlos.
Los planes del
Ministerio de Defensa del Reino Unido para 2010 comenzaron con el reequipamiento de la
Escuadrilla 1435, que forma parte de las fuerzas desplegadas como guarnición en las
islas Malvinas, con aviones de combate avanzados
Eurofighter Typhoon designados para el control y protección del espacio aéreo en torno a las islas. Estos últimos reemplazaron en setiembre pasado a cuatro interceptores
Tornado F3 de la base militar de Mount Pleasant, ubicada a 45 km de la ciudad de
Puerto Argentino en la isla
Gran Malvina.
También el envío de un flamante buque de patrulla naval y protección de recursos pesqueros, el
HMS Clyde, más la ampliación y mejora de la cinta asfáltica de la pista militar para la operación de los cazas Typhoon.
Decisiones que precedieron una noticia de interés estratégico: el anuncio de la empresa británica Desire Petroleum acerca del inicio de la perforación de cuatro pozos offshore en la plataforma marítima argentina al norte de las islas. La potencialidad petrolera es un argumento que permite reforzar el escudo militar; por caso,
Brasil justificó el desarrollo de submarinos nucleares en el hallazgo de reservas de hidrocarburos. Algunas coincidencias refuerzan la hipótesis de que tras el beneficio económico está el interés estratégico militar de Gran Bretaña. Señales a la vista de quien quiera interpretarlas: la empresa a punto de perforar el lecho marino se llama
Desire; su fundador,
Colin Phipps (muerto), un parlamentario laborista, la denominó así en homenaje al navío HMS Desire, que,
(según la historia británica), fue el primero en descubrir el archipiélago en 1592(?!).
El fervor patriótico del empresario alcanzó a otra exitosa petrolera offshore de su propiedad con base en el Mar del Norte: Clyde, nombre que recibieron al menos 10 buques de guerra en la historia de la Royal Navy.
El más moderno, botado en 2006, HMS Clyde, está asignado a la protección del archipiélago y es el que se utilizó en el simulacro bélico Cape Bayonet.El ejercicio
Cape Bayonet para contener una invasión enemiga al archipiélago incluyó además
dos helicópteros S-61 operados por la firma civil British International Helicopters Ltd. (Brintel) bajo contrato del ministerio del
Reino Unido; estos aparatos complementan las tareas de apoyo para el gobierno isleño.
El grueso de las tropas terrestres pertenecientes al regimiento de
«Highlanders» escoceses (110 hombres) fue helitransportado desde la cubierta del patrullero
HMS Clyde a la costa y durante esa maniobra dos Typhoon simularon ataques aéreos argentinos, tal como sucedió en
1982.
Se sabe que los estrategas británicos usan el inhóspito terreno de las islas para aclimatar a los soldados británicos que luego cumplirán misiones en teatros de características similares; los
«Highlanders» ya tienen la suya:
partirán a Afganistán en 2011.