El Golpe Militar que destruyó la Industria Nacional

lunes, 31 de agosto de 2009

Balance de Bariloche

Hotel Llao-Llao - Bariloche - Río Negro - Argentina

A Lula, le molestó. Dio la impresión de que estaba perdiendo el tiempo, que tenía otras cosas más apremiantes que hacer. De hecho, el Presidente brasileño ya parece haber hecho suya esta actitud de sobradez aburrida, típica de los diplomáticos de Itamaraty, que ven a los vecinos latinoamericanos como unos habladores compulsivos con conflictos interminables y seriamente tediosos. Es lo que pasa cuando uno no tiene problemas limítrofes, miedo a golpes, ni complejos de inferioridad con vecinos más grandes. Es lo que pasa también cuando uno empieza a ascender los echelones sociales internacionales, cuando uno se vuelve miembro del BRIC, cuando es invitado al G8 y al G20. Después del frío profesionalismo diplomático europeo, las cumbres del tercer mundo empiezan a lucir exóticas.

Pero en lo más importante, Lula cumplió. En realidad, la UNASUR cumplió. Bachelet y Lugo (¡sobre todo Lugo!), fueron algo tibios, pero menos de lo que pronosticábamos. Ya se sabía que Uruguay venía radical, pero aun así, el mensaje de Tabaré sorprendió y conmovió. Y cuando todos creíamos que Perú se alinearía a Colombia, García demostró una vez más sus habilidades como orador y como político pragmático, escurridizo e imprevisible; traicionando de paso a un Uribe contra las cuerdas durante buena parte de la cumbre. En cuanto a Cristina, y con mayor radicalismo, Evo, Chávez y Correa, fueron consistentes con su postura anunciada. Dejaron en claro que la lucha contra las drogas no es más que un eterno pretexto de EE.UU. para poder seguir justificando su dominación militar en el hemisferio.


Fue también muy notable la ratificación por unanimidad de la declaración final. Se fortaleció el rol del Consejo Suramericano de Defensa en todo lo que concierna a la transparentación de gastos y alianzas militares, así como para verificar la naturaleza y actividad de las bases. También se posicionó a la UNASUR como nueva instancia de lucha contra el narcotráfico, expropiándole a EE.UU. su malhabido monopolio moralista sobre la lucha antidrogas. El mensaje es claro: no son los EE.UU. los únicos ‘policías’ del hemisferio.


No se logró, entonces, una condena a las bases per se. De hecho, los presidentes más antibases privilegiaron la cohesión de UNASUR por encima de una condena más contundente al acuerdo colombo-estadounidense; por lo que Lula quizás se haya equivocado en su enojillo final. Lo que hicieron los miembros de la ALBA, a pesar de su oposición frontal a las bases, fue poner el futuro de la UNASUR por encima de sus justificados temores; un sacrificio realmente loable, de generoso alineamiento con Brasil, cuando bien pudieran haber caído en intransigencias mayores.


La cumbre de Bariloche fue, por lo tanto, histórica. Muchas bases se impusieron en el pasado en Suramérica sin que ni siquiera se abra el debate en los parlamentos de los países receptores, mucho menos a nivel internacional. La cumbre fue, por consiguiente, un gran avance en materia de democracia y de integración, y fue, de forma más indirecta, un síntoma de la creciente multipolaridad imperante. Ojalá Bariloche sea recordado como un hito fundador de la UNASUR a la par de un campanazo para el testarudo monroeísmo en la región.

Fuente: Guillaume Long. El Telégrafo.
guillaume.long@telegrafo.com.ec

No hay comentarios: